viernes, 21 de diciembre de 2012

Microhorrores sobre el fin del mundo


Recordé que hace unos meses el tema del #Microhorror fue sobre el fin del mundo y como andamos en esas pues los recuperé y aquí los dejo, por si ocupan:

El fin del mundo duró siete días, el día primero miles se quedaron sin huesos y murieron aplastados por el peso de sus órganos.

En el segundo día del fin del mundo, otra parte de la población se quedó sin rostro. Pocos pudieron reconocer a sus muertos.

En el tercer día del fin del mundo, se deformaron miles de huesos. Parecía que la gente tomaba la postura de los árboles.

En el cuarto día del fin del mundo, el mundo amaneció rojo, pues todos despertamos con los ojos sangrados.

En el quinto día del fin del mundo, todos despertamos con horribles sonrisas alargadas y nadie podía llorar. 

En el sexto día del fin del mundo, nadie se movió, nadie se suicidó, tampoco nadie tenía piernas y brazos.

El séptimo día del fin del mundo nunca llegó, sólo nos quedamos sin luz y los pocos vivos seguimos esperando.

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No existía el dolor, ni las sensaciones. Todos dejaron de sentir placer y ese fue el fin del mundo.

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Y ese día, en el fin del mundo, todos vimos a Gregorio Samsa en los espejos.

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Y aquí van algunos otros que se me ocurrieron esta noche:


Para el 22 de diciembre el mundo siguió igual pero nadie recordó qué soñó la noche anterior y tampoco recuerdan haber soñado de nuevo.

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El 21 de diciembre hubo un gran tornado que contenía todos los alientos de la historia. A partir de ese día cada voz contó el fin de su mundo.

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Una sinfonía de 10 carritos camoteros al unísono y yo en medio. Ése sí sería el fin de mi mundo.